La educación ha sido, a lo largo de la historia objeto de profundo análisis y reflexión se reconoce como una oportunidad única e invaluable para formar y orientar a los ciudadanos que integrarán las futuras generaciones.
En el transcurso de mi carrera docente he tenido la oportunidad de estudiar diversos modelos educativos, métodos y estrategias de aprendizaje, así como los objetivos que persiguen. No obstante, estoy convencido de que la única fuente genuina y efectiva de sabiduría es la Palabra de Dios, capaz de modelar y transformar de manera integral el carácter del ser humano.
Es por ello que considero un verdadero privilegio poder dirigir este Colegio, donde trabajamos día a día con el propósito de presentar a Dios a nuestros estudiantes.
Mediante los materiales que elaboramos, las clases que impartimos y cada una de las actividades que desarrollamos, procuramos exponer a nuestros alumnos al conocimiento y presencia de nuestro Señor. Creemos firmemente que, a través de esta metodología, es posible formar ciudadanos íntegros: personas capaces de aportar significativamente a nuestra sociedad profundamente debilitada y al mismo tiempo capaces de proyectar una vida de eternidad junto a nuestro Padre celestial.